Los conflictos en Europa del este han terminado de agravar la crisis del alza de precios de fertilizantes agrícolas y el desequilibrio en las cadenas de valor en Latinoamérica. Pero ¿cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudarnos a ser más resilientes?
El alza de precios y los retos en la logística de exportación agrícola en Latinoamérica ya estaban presentes desde 2020 y 2021. Se desencadenaban principalmente por la pandemia de COVID-19 y por la crisis energética en China. Los conflictos de Europa del este han agravado la situación, sobre todo para pequeños productores. Los precios de fertilizantes como la urea, la potasa y el fosfato han subido hasta un 150% en algunos países de la región durante las últimas semanas. Prácticamente, todos los cultivos requieren de nutrientes para su productividad. El café, por ejemplo, requiere principalmente nitrógeno, fósforo y potasio. El precio del gas también ha subido, lo que afecta la elaboración de abonos nitrogenados.
Los efectos ya se viven en América Latina. Aunque Brasil es uno de los mayores productores agrícolas del mundo, por ejemplo, su producción se ve alterada por la crisis de fertilizantes, ya que la nación importa más del 80% de estos para sus cultivos. Y aunque Latinoamérica no depende en gran medida de los productos agrícolas rusos y ucranianos (principales exportadores de trigo a nivel global), los medios de vida de miles de productores agrícolas si dependen de la estabilidad del mercado, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de la región.
Según la Corporación de Gremios Exportadores de Ecuador (Cordex), Rusia y Ucrania compran casi la cuarta parte del total del banano que exporta el país. Estos millones de cajas de banano, hoy no pueden llegar a su destino. Colombia, donde el banano se encuentran entre los diez principales productos exportados, vive un impacto similar.
Los conflictos en Europa del este – una reacción en cadena
Aunque los conflictos en Europa del este parecen lejanos, sus consecuencias tienen un impacto global. La FAO proyecta escenarios que advierten condiciones de hambruna para trece millones de personas adicionales en América Latina, si las condiciones no mejoran.
Los impactos más visibles a futuro son el aumento en los costos de producción para los productores, la reducción en el margen de su ganancia y por ende, los aumentos del precio de los productos agrícolas que afectarán al consumidor.
Soluciones basadas en la naturaleza
Además de mitigar el cambio climático, estabilizar el clima y aumentar la resiliencia a los patrones climáticos cambiantes y las temperaturas extremas, las soluciones basadas en la naturaleza son extremadamente rentables y no requieren inventar nuevas tecnologías. Estas representan una gran herramienta para prepararnos ante retos globales que generan impactos devastadores a nivel local como conflictos en Europa del este. Así lo expresan dos expertos del sector frutícola en Rainforest Alliance. Ellos nos dan su perspectiva y conocimiento sobre cómo ser más resilientes desde los cultivos, hasta los supermercados.
¿Qué tipo de soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudar a ser más resilientes a los productores ante estos retos?
Jakeline Rodríguez, Asociada Sr. de Sector Frutícola en Latinoamérica: Los suelos son el oro de las fincas. Suelos nutridos, son más resistentes y menos dependientes de los fertilizantes químicos. El programa de certificación 2020 de Rainforest Alliance promueve el cuidado del suelo y diferentes herramientas de medición basadas en indicadores inteligentes que permiten a los agricultores tomar decisiones informadas, benéficas para las personas y para el medio ambiente.
También prohíbe el uso de herbicidas altamente tóxicos y promueve prácticas de agricultura regenerativa que benefician los suelos, aumentan la productividad y rentabilidad de los cultivos; como el manejo integral de suelos, malezas y plagas, y la diversificación de cultivos, que genera un aporte de nutrientes importante a los cultivos.
Un gran ejemplo de esto lo explica Mahendra Peiris, pionero en el manejo de malezas sin uso de herbicidas que se pone en práctica en fincas certificadas Rainforest Alliance en Sri Lanka. Dentro del manejo de malezas, se retiran las malezas dañinas y se dejan las beneficiosas para que proliferen y enriquezcan el suelo con nitrógeno, las malezas nocivas se convierten en composta para fertilizante. A los tres años de esta práctica, la producción de cultivos puede incrementarse hasta un 20%. Así, los productores pueden ahorrarse costos, ya que no necesitan invertir en herbicidas.
Fidel Alberto López, consultor de Rainforest Alliance en Latinoamérica: Desde Rainforest Alliance promovemos acciones que van hacia una agricultura más natural y sostenible. Aunque estas prácticas cada vez son retomadas por más productores y empresas, lo ideal sería haber iniciado hace muchos años atrás. Hoy la producción industrial agrícola, todavía depende mucho de los fertilizantes agroquímicos. Sin embargo, hay esfuerzos latentes, desde los que podemos visualizar los beneficios de una agricultura regenerativa.
Por ejemplo, desde la iniciativa Impulsando la Mejora Continua en el Sector Bananero, trabajamos en identificar oportunidades de mejora en el manejo sostenible de la producción bananera. Como resultado de este proceso, logramos el montaje de un laboratorio de productos biológicos para controlar enfermedades y el uso de agroquímicos. Desde hace algunos años hemos estado midiendo la cantidad de insumos como los fertilizantes que se utilizan para hacer una propuesta de reducción de estos con el laboratorio de insumos biológicos.
Al final de la fase uno de la iniciativa se generaron, probaron y reprodujeron, en sitios piloto, soluciones de bajo costo para desechos orgánicos, tratamiento de aguas residuales y desechos plásticos. Por ejemplo, los sitios para desechos plásticos han representado un ahorro significativo en términos de transporte. Ahora los productores de las comunidades aledañas solo tienen que viajar 30 km hasta el sitio más cercano para la eliminación segura de desechos plásticos, cuando antes del proyecto viajaban 150 km. A su vez, en 97 fincas que cubren 6,539 hectáreas se han identificado 23 Plaguicidas Altamente Peligrosos y están siendo sustituidos, eliminados o reemplazados con alternativas de control más naturales y con herramientas, como las prácticas de Manejo Integrado de Plagas.
¿Hacia dónde va el panorama de la producción y la comercialización agrícola a nivel local, regional y global?
JR: Vienen muchos retos de combustible, de logística y de desempleo en la región. Los precios de producción están subiendo de forma desmedida. No solo no vamos a poder enviar alimento al mundo, sino que nuestra seguridad alimentaria se ve amenazada.
«Esto nos mueve obligatoriamente hacia una agricultura más sostenible, que no sea tan dependiente de los fertilizantes. Pero los mercados y sus exigencias tienen que cambiar. Los mercados muchas veces exigen productos que no se ajustan a la realidad de una agricultura más natural. Nos toca también ajustar la perspectiva del consumidor, no es sostenible que las frutas, por ejemplo, sean idénticas en color, tamaño y forma. «
FAL: Concuerdo con Jakeline, en la complejidad del panorama. Pero creo que hay cosas muy rescatables desde el consumo local y regional que nos muestran el camino hacia la resiliencia y la sostenibilidad. En México por ejemplo, Rainforest Alliance ha impulsado con éxito las cadenas de suministro locales. Norteamérica a nivel regional, intercambia el 60% de sus productos entre los países y es a lo que debemos apostar en todas las regiones latinoamericanas. En América del Sur no llegamos ni al 20% del intercambio de insumos entre nuestros países. Muchos de nuestros productos salen, pero a su vez, importamos productos básicos de diferentes continentes. Debemos de pensar más en el consumo a nivel regional para fortalecernos ante estos retos. Tenemos que ser más sostenibles desde ahí también.
¿Qué beneficios tiene la certificación Rainforest Alliance ante retos actuales como los conflictos en Europa del este?
FAL: La certificación Rainforest Alliance apoya al productor a producir mejores cultivos. Le ayuda a adaptarse al cambio climático, mejorar la productividad y reducir costos. Como sistema de gestión ambiental con un enfoque en la mejora continua, impacta en la agenda social, ambiental y económica, y promueve la responsabilidad compartida. Fortalece la cadena de aprovisionamiento para que se puedan demostrar las prácticas sostenibles de las empresas y ayuda al consumidor para que puedan hacer mejores decisiones al elegir sus productos. En la parte agrícola, los productores con soluciones basadas en la naturaleza pueden ser más resilientes.
En la parte de los mercados, la diferenciación es grande. Hoy, compromisos como el Acuerdo Verde de la Unión Europea y su estrategia «de la granja a la mesa» representan más seguridad y oportunidades de estabilidad a productores certificados. Estos acuerdos buscan trazabilidad ambiental y social en las cadenas de suministro. Ante los retos del posicionamiento en el mercado de los productos agrícolas, los productores latinoamericanos certificados se ven más protegidos.
Escuchamos y apoyamos a nuestros aliados
Desde que el programa de certificación 2020 entró en vigor en julio de 2021, más de 1,600 titulares de finca y de la cadena de suministro lograron con éxito la transición a este. Sin embargo, sabemos que la introducción de innovaciones ambiciosas en las plataformas de certificación y trazabilidad, así como los nuevos requisitos en el estándar 2020 han hecho que sea más difícil para algunos de nuestros socios hacer la transición.
Por esto, hemos decidido extender los plazos de transición para los titulares de certificados agrícolas. Esto da más tiempo para adoptar e implementar completamente el nuevo estándar. También estamos introduciendo más apoyo organizativo para facilitar la transición para todos.
Lea los detalles completos sobre los plazos ajustados para los titulares de certificados de finca.
Los retos de sostenibilidad a nivel global son grandes. Pero como aquí se resalta, existen soluciones probadas y escalables a paisajes mayores que una finca. Con el compromiso, la colaboración, la inversión y la acción de todos, podemos hacer que la seguridad alimentaria sea realidad para los más vulnerables. Así como que los recursos naturales continúen siendo materia prima para medicina, aire, agua y sustento para el mundo.