Las estrategias de cooperación internacional deben de realizarse con la participación de las comunidades que dependen de los bosques para lograr resultados a gran escala. Así lo resaltan tres líderes comunitarios, aliados de Rainforest Alliance en Latinoamérica.
Según la FAO, los pueblos indígenas ocupan alrededor de 404 millones hectáreas de territorio en América Latina. Esto representa una superficie mayor a la de Alemania, España, Francia, Italia, Noruega y el Reino Unido juntos. Rainforest Alliance se asocia con pueblos indígenas y comunidades locales para construir economías locales prósperas, que sean resilientes ante los impactos de la crisis climática y que cuenten con las herramientas necesarias para conservar los bosques, de los cuales dependen para subsistir.
Ante los compromisos de la cooperación internacional planteados en la reciente COP26, tres líderes comunitarios de pueblos indígenas y comunidades locales de México, Guatemala y Perú nos hablan sobre lo que es necesario tomar en cuenta para implementar iniciativas verdaderamente sostenibles con fondos de cooperación internacional. Aquí sus perspectivas:
¿Hacia dónde deben de ir las intervenciones y el apoyo internacional en Latinoamérica?
Capacitación desde los saberes comunitarios y la conservación de los bosques
Lisida Ishuiza Tapullima, miembro de la comunidad nativa Chunchiwi y presidenta de la marca artesanal Warmi Awadora (mujer tejedora en idioma Kichwa), resalta el trabajo que las comunidades tienen por delante con iniciativas productivas que rescatan los conocimientos ancestrales y conservan los bosques.
En alianza con el Programa Bosques, parte del Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático del Ministerio del Ambiente en Perú, Rainforest Alliance impulsa la marca de 46 mujeres indígenas artesanas de cinco comunidades Kichwas del departamento de San Martín, a través de capacitaciones sobre el uso de herramientas digitales y la gestión comercial y administrativa de su negocio. Ellas fortalecen sus capacidades empresariales para la venta de sus tejidos, legado ancestral de sus comunidades. Las mujeres han desarrollado capacidades de venta en línea y a distancia, algo esencial ante los impactos que el COVID-19 ha tenido en las economías locales. Así lo menciona Lisida:
“Nos han incentivado para conservar. Han visto que tenemos motivación para trabajar y nos han empezado a apoyar, porque vamos a seguir conservando, ese es nuestro compromiso, sino ¿qué le vamos a dejar a nuestros hijos?
Nosotras somos importantes, las comunidades son importantes. Somos lo que tenemos en los bosques, conocemos bien todo lo que hay ahí. El cuidado del bosque también nos lo han enseñado nuestros antiguos. Necesitamos seguir capacitándonos. Seguimos aprendiendo, algunas hermanas van más adelante y otras van más atrás, pero todas debemos seguir, más aún con la ayuda de proyectos.”
Resiliencia y organización a gran escala
Eder Herrera, presidente la Cooperativa de Productores de Cacao Sostenible Rayen en Chiapas, México, nos habla sobre la necesidad de una organización a gran escala. A los productores de cacao de la región les cuesta mucho la parte organizativa. Y fue precisamente la cooperación internacional, la que impulsó hace seis años a Rayen como organización. Los resultados son latentes en los medios de vida de las comunidades del Soconusco, que antes de organizarse vendían el kilo de cacao a 2 USD y hoy han logrado un precio de 6 USD, eliminando a los intermediarios y conquistando mercados internacionales de especialidad. Sin embargo, se necesitan más alianzas como lo manifiesta Eder:
“Vamos por el rumbo de mejorar la calidad de los cacaotales para mercados de especialidad. Desde la cooperación internacional nos han motivado a seguir conservando los bosques. La iniciativa privada nos motiva a mejorar nuestra calidad para cumplir con estándares de los mercados internacionales, así como a ser una buena opción para los productores.
Ahora en alianza tenemos que construir algo mejor. Hay que darle más importancia al sector en la región e implementar más proyectos productivos con parcelas nuevas, que es lo que necesitan las comunidades. Hoy tenemos cacaotales de más de 100 años y necesitamos de más infraestructura y capacidades técnicas para restaurarlos y mejorar las parcelas.
En Rayen somos una resistencia. Nos enfrentamos al cambio de uso de suelo en los cacaotales hacia terrenos de construcción por el crecimiento de la población, a las sequías por el cambio climático y a la brecha generacional que hace que los jóvenes no quieran dedicarse al cacao. Con Rainforest Alliance estamos fortaleciendo nuestras prácticas y los productores ven los resultados en su pago. Estamos involucrando a jóvenes a través de escuelas de gestores locales. Seguimos trabajando y ¿por qué no? queremos escalar estas acciones a nivel estatal y nacional.”
En Chiapas, Oaxaca y Tabasco, Rainfores Alliance trabaja con más de 4,200 personas productoras de cacao y café en paisajes productivos estratégicos, fortaleciendo sus capacidades en agricultura climáticamente inteligente, restauración de paisajes y desarrollo empresarial.
Un enfoque humano, centrado en la salud y en la educación de los guardianes del bosque
Carlos Crasborn, líder comunitario, aliado de Rainforest Alliance y actual presidente de la cooperativa y Concesion Forestal Carmelita, una comunidad con mas de 100 años en la Reserva de la Biosfera Maya, resalta el trabajo que a través de la cooperación internacional ha llevado a su comunidad hacia proyectos productivos. En alianza con Rainforest Alliance, Carmelita y otras concesiones de la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala han logrado conservar los bosques de la región y mejorar los medios de vida de miles de personas. Pero, hay más enfoques que abordar en las iniciativas de cooperación internacional:
“Antes, el xate (hoja ornamental de la zona) que producimos en Carmelita era exportado por otras empresas. Rainforest Alliance generó un vínculo directo y hoy toda la cadena de valor la hace la comunidad, desde el bosque, hasta el puerto para el envío. Pocas organizaciones le apuntan a proyectos productivos, promoviendo sistemas agroforestales que involucran a las mujeres y a los jóvenes, y que dinamizan las economías locales.
Desde todos los frentes, los apoyos se centran en conservar los bosques y en implementar proyectos productivos. Pero el tema de educación y salud no es un componente que tenga un fortalecimiento de entidades nacionales o internacionales. El eje principal de la conservación de los bosques es la gente y contar con un componente de salud y educación sería importante. Los diagnósticos deben de comenzar desde la comunidad para que realmente generen un cambio.”
Desde 2013, más de 1000 empleos para hombres y mujeres se han generado en las comunidades de Carmelita y Uaxactún. Esto se ha dado gracias a la comercialización de la hoja de xate certificada por el Forest Stewardship Council. En alianza, las comunidades, Rainforest Alliance y la empresa Ecopalm han logrado reducir el desperdicio del producto en un 50%, duplicar el ingreso de las y los productores e incluir a las mujeres en la cadena de valor.
Lograr los ambiciosos objetivos de la agenda 2030 de desarrollo sostenible solo puede ser posible con la participación de las comunidades guardianas del bosque. Esto desde la estrategia, hasta la implementación y los impactos de cada acción implementada.