Si usted sobrevolara la finca de café de Juan Jiménez Montenegro, en Cajamarca, Perú, tendría dificultades para distinguir entre los cultivos y el bosque: el cafetal de Jiménez florece bajo un exuberante dosel de árboles sanos y junto a cultivos secundarios como cacao, cítricos y bananos.
Pero no siempre fue así: «Cuando tomé la finca en 1995, estaba degradada y muchos de los árboles habían sido talados», recordó Jiménez. Muchos de los árboles y plantas de café que quedaban, dijo, estaban afectadas por la roya.
Pero Jiménez, su esposa Julia Cabrera Montenegro y sus dos hijos, Juan César y Ray Javier, comenzaron a hacer cambios para cumplir con los rigurosos criterios ambientales, sociales y económicos de la certificación Rainforest Alliance, que la finca, llamada Santa Rosa, logró en 2010.
Jiménez y su familia implementaron métodos sostenibles como la utilización del compostaje orgánico para hacer fertilizantes y el mejoramiento de los tratamientos de aguas residuales. Como resultado, los monos nocturnos, las ardillas y otros animales salvajes han regresado a Santa Rosa. En reconocimiento a su compromiso superior con la sostenibilidad, Rainforest Alliance le otorgó a Jiménez el Premio Agente de Cambio 2018.
«Hicimos un gran esfuerzo para restaurar el ecosistema que se había degradado y lo convertimos en un ecosistema productivo», dijo Jiménez. Plantaron 1,000 árboles maderables en el año 2000, y desde entonces han continuado haciéndolo, transformando a Santa Rosa en una verdadera finca agroforestal. «También hemos trabajado para conservar los suelos, plantando nuestros cultivos en contornos, con guabas y plátanos para dar sombra».
Mantener la finca saludable y productiva ha requerido constante innovación y vigilancia frente a un clima cambiante. El aumento de las temperaturas exacerba el hongo de la roya, que ha diezmado los cultivos de café en toda América Latina, y ese es solo uno de los impactos del cambio climático al que se enfrenta Jiménez. Para adaptarse, ha diversificado su paisaje, plantando cultivos alternativos, junto con nuevas variedades de café más resistentes a la roya. Intercalar árboles y cultivos -la esencia de la agrosilvicultura- no solo frena la propagación de la roya, sino que también requiere de pocos fertilizantes químicos, reduce la erosión del suelo y aumenta la resiliencia climática general de la finca.
«Gracias a los proyectos en los que hemos trabajado con Rainforest Alliance y la asistencia técnica que han brindado, hemos trabajado para incluir nuevas variedades que resistan la oxidación de las hojas», dijo Jiménez.
Durante casi 20 años, Jiménez ha sido miembro de CENFROCAFE, una de las cooperativas de café más grandes del Perú, con más de 1,900 miembros. La cooperativa, que comparte la visión de Jiménez de cultivar café en armonía con el medio ambiente, lo ha ayudado a explotar nuevos mercados de café y expandir su negocio.
Para Jiménez, todo el trabajo que él y su familia han realizado para restaurar el ecosistema de su finca ha dado sus frutos. «Tenemos una granja productiva donde conservamos el medioambiente, los recursos naturales y la biodiversidad», dice. «Hemos mejorado nuestra calidad de vida, nuestra vivienda y nuestros ingresos también».
Para ver la hermosa finca de Jiménez, vea este video (y prepárese para enamorarse).