Los pueblos indígenas y las comunidades locales saben mejor que nadie cómo manejar sus bosques y sus tierras de cultivo: tradiciones milenarias, valores comunitarios y un conocimiento profundo de las tierras ancestrales, todos ellos crean el escenario para bosques fuertes y comunidades saludables. Desafortunadamente, esta fórmula ganadora ha sido severamente desafiada durante el siglo pasado por fuerzas industriales y políticas, pero en las últimas décadas muchas agencias donantes han intervenido para ayudar, y cada vez más, tales agencias reconocen que aprovechar la experiencia local y apoyar a los líderes locales con programas de desarrollo de capacidades es clave para impulsar de manera efectiva la prosperidad rural y la conservación de los paisajes.
Es por eso por lo que el nuevo e innovador programa de financiamiento del Fondo para el Clima Estratégico del Banco Mundial, el Mecanismo de Donaciones Dedicado (MDD), es tan prometedor y único. Los pueblos indígenas y las comunidades locales son líderes y beneficiarios de la iniciativa, que actualmente se está poniendo a prueba en 14 países alrededor del mundo, incluido México, en donde Rainforest Alliance ha sido nombrado organismo ejecutor. El MDD pone el diseño del proyecto y las decisiones de financiamiento en manos de las comunidades indígenas y locales, dándoles el poder de establecer prioridades e implementar programas destinados a crear negocios agrícolas y forestales socialmente inclusivos y sostenibles, conservando así los bosques amenazados de México.
«Es de suma importancia reconocer la forma de gobierno que tiene este proyecto: todas las decisiones las toman los pueblos indígenas y los representantes de las comunidades locales en el Comité Directivo Nacional y los Subcomités Regionales», dice Matilde Rosas Hernández, del Ejido San Francisco Botes, que produce madera y productos no maderables en Quintana Roo. Rosas, quien forma parte del comité directivo nacional, agrega: «Somos nosotros quienes tomamos todas las decisiones importantes».
Como la agencia ejecutora del MDD para México, Rainforest Alliance apoyará a las comunidades en cinco estados mexicanos donde las tasas de deforestación son particularmente altas: Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Jalisco y Oaxaca. El trabajo apunta a incluir el fortalecimiento de los pequeños productores de café y cacao en la ampliación de las empresas forestales ya establecidas y la implementación de métodos sostenibles en la ganadería. Trabajando mano a mano con las numerosas comunidades que participan en el MDD, Rainforest Alliance aportará décadas de experiencia para hacer realidad una gestión de tierras rentable y sostenible, apoyando el liderazgo de algunas de la gente más marginada, pobre y desprotegida de México.
Como parte de esta emocionante iniciativa de $6 millones por cinco años, los comités dirigidos por la comunidad dispersarán más de $3 millones a dos tipos de solicitantes de subvenciones: poblaciones desatendidas o vulnerables, como mujeres y jóvenes, y empresas comunitarias ya establecidas, como asociaciones de productores y ejidos (cooperativas agroforestales de propiedad comunitaria de México). Si bien Rainforest Alliance proporcionará orientación para este proceso, será el comité nacional del MDD, formado por representantes de las comunidades indígenas y locales, el que tomará todas las decisiones finales de financiación.
Para maximizar la inversión del programa de pequeñas subvenciones, Rainforest Alliance proporcionará asistencia técnica específica adaptada a las necesidades de los 100 grupos participantes, enfocándose en llevarlos al siguiente nivel de sostenibilidad, tanto en el bosque como en el mercado, con un énfasis en el acceso al financiamiento y la creación de vínculos con el mercado. La iniciativa de cinco años tiene como objetivo mejorar el bienestar económico de 2.500 personas y consolidar una red capacitada de 80 técnicos que mantendrá a estas comunidades en una buena posición en los próximos años.
“Este proyecto viene directamente de nuestras necesidades. Eso es algo nuevo, ya que nunca nos han consultado en el pasado «, dice Juan Ortegón, del ejido Miguel Colorado, una comunidad que produce madera y productos forestales no maderables como el chicle y la menta, y ofrece turismo en Campeche. «La iniciativa pertenece a los pueblos indígenas y las comunidades locales».
Edgar González Godoy, director de Rainforest Alliance en México, está de acuerdo. «Este modelo no tiene precedentes», afirma. «Ampliar las voces de las comunidades de productores y otorgar a los líderes locales e indígenas un poder total de toma de decisiones no solo es nuevo, tiene el potencial de sacar a estos grupos vulnerables de la pobreza y mantener el bienestar económico a largo plazo, mientras al mismo tiempo, se conservan los bosques de México”.
La importancia de este trabajo no puede ser subestimada. Los bosques cubren un tercio de los paisajes megadiversos de México, pero el país también se encuentra en la lista de los 10 primeros por la pérdida neta de bosques; al mismo tiempo, las personas que dependen de los bosques aquí a menudo son pobres, y más de una cuarta parte vive en pobreza extrema. Darles a esas comunidades rurales acceso a la experiencia empresarial y organizacional, así como a los fondos, tiene el potencial de cambiar la vida de algunas de las personas más marginadas de México. Con estos mismos pueblos indígenas y locales a la cabeza, el cambio puede ocurrir desde cero, y esa es una buena noticia tanto para la prosperidad rural como para los paisajes resilientes en México.