La Selva Maya es el segundo bosque tropical más grande de América, extendiéndose desde el sureste de México, pasando por el norte de Guatemala y abarcando parte del territorio de Belice. Este ecosistema megadiverso es hogar de especies emblemáticas; áreas protegidas que suman más de cuatro millones de hectáreas vitales para servicios ecosistémicos y la captura de carbono. Cuenta con una población de 600 mil personas, que dependen directamente de recursos naturales. Entre ellas están ejidos y comunidades forestales.
La mayor amenaza que enfrenta esta región es la tradicional tala excesiva de árboles, para actividades productivas como la construcción, la agricultura expansiva, la industria del papel y el uso de madera porque son factores que causan deforestación y ponen en riesgo a la biodiversidad en este bosque tropical.
Debido a esto, en Rainforest Alliance trabajamos en la Selva Maya de la Península de Yucatán en México y en la Reserva de la Biósfera Maya en Guatemala para contribuir con la conservación ambiental y mejora de las condiciones de vida de sus habitantes, a través de un manejo integrado de bosques y comunidades en el paisaje.
En búsqueda de mercados más responsables para ejidos y comunidades forestales
Luego de escuchar a nuestros aliados comunitarios y ejidales, los apoyamos en las áreas que identifican esenciales, como el fortalecimiento de sus capacidades organizacionales y comerciales para que puedan acceder a nuevos mercados. Una de estas actividades es la participación de Fernandito Gutiérrez, como representante de los ejidos de México, del 1 al 3 de junio de este año, en el Carrefour International Du Bois en la ciudad de Nantes, Francia.
Este evento aglutina a más de 11,500 interesados en la comercialización de madera en Europa. Organizado cada dos años con asistentes de 85 países, permitirá a los ejidos y comunidades forestales mostrar a mercados internacionales las especies de madera tropical de la Selva Maya. Junto con la reconocida certificación para el manejo forestal sostenible, Forest Stewardship Council, posicionarán sus productos maderables a nivel internacional.
Fernandito Gutiérrez, miembro de la comunidad Dziuché, y cuya tierra fue otorgada a su familia por el gobierno en 1936, también será testigo de las últimas tendencias del mercado de madera en Europa, las innovaciones y los mercados especializados que buscan las mejores opciones de madera más sostenible, como la que se obtiene de la Selva Maya. La comunidad de Dziuché administra 27,736 ha en donde, durante los últimos seis años, Fernandito ha trabajado en actividades forestales sostenibles con la comunidad, así como en agricultura y apicultura, junto con sus padres y hermanos.
Así como este ejido y comunidad, tanto las de la Península de Yucatán como las de la Reserva de la Biosfera Maya, llevan décadas realizando un manejo forestal responsable de los recursos con actividades productivas a través de sistemas combinados de agricultura y silvicultura, para aprovechar de manera sostenible, a corto plazo la goma de chicle, recolección de semillas del árbol de ramón para productos comestibles, aprovechamiento de palmas de xate y pimienta dioica (también llamada mexicana o gorda), apicultura. Así también otros a largo plazo, como turismo comunitario de naturaleza y manejo forestal sostenible para el aprovechamiento de madera.
México y Guatemala, suman esfuerzos para ejidos y comunidades
Como países vecinos, resulta un reto y a su vez, una oportunidad para sumar esfuerzos encaminados en obtener beneficios en conjunto, que garanticen la conservación de la naturaleza y el bienestar de la población que depende de ella. Ambos tienen similitudes y diferencias en el manejo forestal comunitario. Por lo tanto, también tienen muchas lecciones qué intercambiar para la construcción de alianzas comerciales que les permita una comercialización más justa de sus productos forestales, y una mayor presencia en el comercio internacional de madera tropical.
Como parte del apoyo que realizamos, en la tercera semana de junio llevaremos a cabo el Intercambio de Experiencias de Comunidades Forestales de Guatemala y México en donde se busca identificar oportunidades de mejora en la producción y capacidades instaladas en cada zona para el desarrollo de iniciativas forestales en conjunto y que sus actores sigan siendo guardianes del bosque.
Más de un tercio del territorio mexicano está cubierto de bosques. De ellos, más de 45 millones de hectáreas se gestionan bajo una organización ejidal, la cual consiste en un manejo forestal comunitario que ha jugado un rol importante para la conservación de la biodiversidad, principalmente en la Península de Yucatán. Esta organización ejidal de la distribución de las tierras permite crear condiciones comunitarias del uso sostenible de los recursos naturales, ya que proporciona una base social, económica y legal para el manejo común de la tierra y los derechos comunitarios.
En Guatemala, a finales de los noventa y hasta el 2002, el gobierno otorgó 12 concesiones a organizaciones de comunidades forestales para el manejo sostenible en la zona de Usos Múltiples de la Reserva de la Biosfera Maya. Estas comunidades han demostrado que además de conservar los recursos naturales, culturales y patrimoniales, también generan medios de vida prósperos para sus habitantes. A finales del año pasado, el gobierno les otorgó dos concesiones comunitarias más, con las cuales suman más de 424 mil hectáreas de bosque conservado y protegido.
Fortaleciendo alianzas para el bosque tropical
Rainforest Alliance apoya estas actividades productivas forestales con la implementación de modelos alternativos para el desarrollo de empresas de comunidades forestales, a través de cadenas de valor; así como, el involucramiento de instituciones de gobierno, organizaciones de la sociedad civil, actores del sector privado y mercados nacionales e internacionales que creen en este modelo basado en la colaboración y especialización de cada comunidad.;
Contribuimos con una mejora continua de las prácticas de manejo forestal sostenible y de capacidades empresariales que les permitan acceder a mercados mundiales para productos maderables y no maderables y agroforestales. Además, fortalecemos las capacidades para aumentar la resiliencia ante los efectos del clima y la productividad en los paisajes, vinculándolos con mercados que reconozcan y recompensen la sostenibilidad. Si las comunidades y ejidos prosperan, también lo hará la naturaleza.