Con información de José Furlán, gerente de cambio de clima y vulnerabilidad de Rainforest Alliance
Las tormentas Eta e Iota, a finales del año pasado, no son los únicos eventos que confirman las amenazas de la variabilidad y cambio climático en Guatemala. En los últimos años también lo han demostrado las canículas prolongadas, retrasos en el establecimiento de la temporada de lluvias, y el aumento de los días con lluvias intensas.
Según el servicio meteorológico nacional, las observaciones en variaciones tanto en la temperatura como en la precipitación identifican que Guatemala podría estar acercándose al escenario de cambio climático más pesimista. Para el año 2050, podría observarse un incremento de hasta 2°C en la temperatura, y una reducción aproximada de 10% de las precipitaciones.
Como parte del trabajo que Rainforest Alliance lidera para el Fondo Verde del Clima, en colaboración con el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), se presentaron los avances del programa preparatorio para la evaluación de la vulnerabilidad al cambio climático de Guatemala, durante el IV Congreso Nacional de Cambio Climático, el 6 de agosto. La conferencia virtual contó con la participación de más de 200 personas, no solo de 21 de los 22 departamentos de Guatemala, sino también participantes de 10 países de Latinomérica.
A través de este programa preparatorio se ha logrado:
- Actualización de la información climática y proyección para los próximos 30 años, de acuerdo con los escenarios de cambio climático.
- Identificación a nivel nacional de las amenazas vinculadas con eventos climáticos como las sequías, olas de calor, heladas, ciclones tropicales, extremos de lluvia, inundaciones, deslizamientos de tierra, frentes fríos e incendios forestales.
- Perfil de la sensibilidad de los distintos departamentos considerando los impactos del cambio climático en los cultivos: así como, en la disponibilidad de recursos hídricos.
- Identificación de las capacidades que tiene el país, tanto en materia de ecosistemas, infraestructura, aspectos sociales y nivel de organización comunitaria.
Actualmente, el equipo de Rainforest Alliance Guatemala está trabajando en la construcción de un plan para cada departamento, basado en las necesidades locales para la reducción de la vulnerabilidad. Se cuenta ya con estrategias discutidas de 15 de los 22 departamentos del país, y se espera completar el proceso de planificación en octubre de este año.
Según José Furlán, gerente de cambio climático y vulnerabilidad en Rainforest Alliance, “esta iniciativa está generando información estratégica para que Guatemala priorice sus inversiones a partir de estadísticas históricas y análisis científicos; asimismo, permitirá a Rainforest Alliance proporcionar las perspectivas sobre el clima y las capacidades nacionales de adaptación para sus socios en el campo”.
Sumando acciones para mitigar el impacto del clima
Desde 2012, Rainforest Alliance ha trabajado en el desarrollo de metodologías para evaluar la vulnerabilidad al cambio climático en Guatemala. En 2014 se presentaron las primeras evaluaciones sobre la vulnerabilidad al cambio climático en cinco departamentos del altiplano occidental de Guatemala, como parte de la iniciativa de USAID Clima Naturaleza y Comunidades en Guatemala, que representa una cobertura de aproximadamente 20% del país. Posteriormente en 2017, la metodología desarrollada fue trasladada y adoptada por el gobierno de Guatemala a través del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, para realizar una evaluación de la vulnerabilidad al cambio climático en los 17 municipios de la zona marino-costera del pacífico. Producto de esta evaluación se desarrolló el plan de adaptación al cambio climático de estos 17 municipios, aproximadamente el 5% del territorio nacional.
La vulnerabilidad al cambio climático explica Furlán, “es el grado, nivel o medida en que un sistema es capaz o incapaz de afrontar los efectos adversos del cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y los fenómenos extremos. Ésta está dada en función del carácter, magnitud e índice de la variación climática a la que se expone el sistema, su sensibilidad y su capacidad de adaptarse”. Desde su primera definición en 2001, la comprensión de la vulnerabilidad se ha hecho cada vez más compleja, y se considera dinámica y específica hacia un contexto. Así también explica, “para la comprensión de la vulnerabilidad al cambio climático, en Guatemala, se hace necesario conocer el grado de exposición de los distintos sistemas, establecer en qué grado estos sistemas pueden ser afectados por las amenazas climáticas, y evaluar la capacidad de respuesta con que se cuenta”, concluyó.