Si bien la familia de Ricardo Gurdián estuvo presente en la industria del café en Costa Rica desde 1917, fue hasta 1997 que se adentró en los secretos de su cultivo, al adquirir la Hacienda Miramonte, localizada en Naranjo, una región al noreste de Costa Rica y reconocida por la calidad de su café.
El trabajo de la finca con programas de certificación arrancó desde el momento mismo que los primeros sellos se establecieron en el país. Hoy, su gerente, Rodolfo Solís, no puede ocultar el orgullo que experimentan al contar con la certificación Rainforest Alliance, pues si bien es un trabajo que requiere mucho esfuerzo, los resultados se ven reflejados en aspectos sociales y ambientales.
“Caminar hoy por el cafetal es como caminar en el paraíso porque las exigencias del programa garantizan la conservación de la fauna…los tucanes han regresado luego de unos 10 años en que no los veíamos”, comentó Solís. A los tucanes se le suman también serpientes y mamíferos como guatusas, armadillos y monos congo.
El regreso de la fauna tiene una clara explicación. La hacienda dedica cinco hectáreas de las 176 que tiene la propiedad como reserva, que incluso cubre nacientes de agua y en la que han reintroducido unos 70 árboles nativos para beneplácito de los tucanes y otras aves, pues muchos de ellos son frutales. Gracias a la sombra, tienen como 15 años de no aplicar agroquímicos.
Y cómo todos sabemos que la Madre Naturaleza es sabia, Hacienda Miramontes también le ha pedido apoyo para incrementar su productividad. De la icónica región cafetalera de Los Santos, en el centrosur del país, se traen periódicamente unas 200 colmenas que se colocan en diferentes puntos de la finca y se mantienen allí por dos o tres semanas, para que ellas se encarguen de polinizar el cafetal. Los resultados son tan buenos, que ya están pensando en tener sus propias colonias.
El compromiso con la biodiversidad y la salud del ecosistema y las comunidades cercanas se aprecia también en la forma en que Hacienda Miramontes combate las plagas. Solo en 2019, se instalaron 600 trampas para broca reutilizando envases de gaseosas, un método que, además de ser un control biológico, permite la reutilización de plásticos.
Y para el trabajo de la regeneración de los suelos, las mismas plantas de café colaboran. Al realizar la renovación de las distintas áreas del cafetal, las matas eliminadas se dejan ahí mismo, lo que unido al incremento de la chapia repercute en la mejoría del suelo.
La suma de todas estas prácticas, unidas a las modificaciones climáticas, le han dado como resultado a la Hacienda Miramontes que sus periodos de cosechase hayan ido ajustando, de modo que en lugar de recolectar en octubre, como era antes, lo hacen en diciembre -cuando hay menos lluvias- y con mejor calidad.