Cada año, las impresionantes pirámides de Tikal en Guatemala atraen a miles de visitantes, y con razón. Esta maravilla arqueológica (que disfruta de su minuto de gloria en Star Wars: Episodio IV: Una Nueva Esperanza), está situada dentro de la extraordinaria Reserva de la Biosfera Maya (RBM). Este proyecto, ideado en 1990 por el gobierno guatemalteco y la UNESCO, alberga en sus 2,1 millones de hectáreas la mayor sección de bosque natural aún existente en Centroamérica.
No obstante, la reserva RBM no es el tipo de zona protegida que cabría esperar. En lugar de una vasta extensión de tierra controlada por el estado, la reserva está formada por una red de más de veinticuatro unidades de gestión, de las cuales 10 son concesiones forestales comunitarias. En lenguaje llano, esto significa que el gobierno guatemalteco ha concedido a esas 10 comunidades el derecho a vivir con los recursos que obtengan del bosque, siempre y cuando lo hagan de forma sostenible. Rainforest Alliance comenzó su trabajo con las concesiones en 1999, ayudando a desarrollar iniciativas comerciales centradas en los frutos secos y las hojas de palma, así como en la madera extraída cumpliendo siempre el estricto estándar internacional y las condiciones del Consejo de Administración Forestal (FSC).
¿Resulta factible la silvicultura comunitaria como estrategia de conservación? Expresado de otro modo: La tasa de deforestación de las concesiones forestales de la Reserva de la Biosfera Maya han sido prácticamente nulas los últimos 20 años.
Esta estrategia, denominada silvicultura comunitaria, se basa en la idea de que quienes viven del bosque tienen más incentivos para protegerlo. ¿Resulta factible la silvicultura comunitaria como estrategia de conservación? Expresado de otro modo: La tasa de deforestación de las nueve concesiones originales y activas ha sido virtualmente nula durante 20 años, una hazaña más que notable si recordamos que las zonas directamente adyacentes registran habitualmente uno de los índices de deforestación más elevados de América. De hecho, el esfuerzo de protección realizado por estas concesiones ha resultado mucho más fructífero que la mayor parte de las unidades de la RBM dirigidas rigurosamente a la protección. El Parque Nacional Laguna del Tigre de la RBM, por ejemplo, ha experimentado una preocupante deforestación debido a las explotaciones ganaderas a gran escala, muchas de las cuales están vinculadas al narcotráfico y al crimen organizado. Además, solo el 2 % del número total de incendios padecidos por la reserva suceden en las comunidades.
Sin duda, estos impresionantes éxitos en materia de de conservación se deben a que quienes habitan las concesiones han forjado (con nuestra ayuda) sólidas economías locales. La creación de 12.000 puestos de trabajo ha sido obra de más de 100 empresas forestales, que además han reservado numerosos puestos de importancia para mujeres y han registrado beneficios que favorecen indirectamente a más de 45.000 personas. Además, entre 2013 y 2021, estos negocios forestales generaron un total de 69,6 millones de dólares en ventas totales. Por otro lado, los índices de pobreza en las concesiones son notablemente inferiores a los de otras regiones de Guatemala, provocando que la emigración desde las comunidades de las concesiones resulte prácticamente nula, un hecho digno de mención puesto que generalmente el índice de guatemaltecos que emigran a Estados Unidos es alto y se encuentra en constante crecimiento.
La gaceta Environment 360 de Yale describe las concesiones como un «brillante faro guía de conservación», y claramente el gobierno guatemalteco comparte su opinión. A lo largo de los últimos años, este gobierno ha otorgado prórrogas de 25 años a cinco de las concesiones cuyos contratos habían llegado a término. En 2021, lejos de limitarse a estas medidas, el gobierno guatemalteco otorgó dos nuevas concesiones, sumando 71.255 hectáreas a las 353.000 que ya se encontraban bajo gestión comunitaria.
Más allá de la madera: empresas dirigidas por mujeres
“Antiguamente no dábamos ningún valor a la nuez de ramón; esta crecía en el bosque y no le prestábamos atención», recuerda Grecia Magdalena López, presidenta del Comité de la Cadena de Valor de la Nuez de Ramón, con sede en la concesión de Uaxactún.
No obstante, tan pronto como Rainforest Alliance celebró varias sesiones de capacitación —con el apoyo logístico de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP)—, López, junto con mujeres procedentes de siete comunidades de la región, aprendió a procesar la nuez de ramón, rica en nutrientes, y a procesarla para convertirla en harina, que se cotiza a un precio más elevado que el fruto crudo. Las mujeres de estas comunidades usan la harina para la elaboración de tamales y productos de panadería con los que alimentan a sus familias o destinan a la venta.
En estas sesiones de capacitación, también las mujeres aprendieron a organizarse con el objetivo de negociar una mejora de los precios. Actualmente, el Comité de la Cadena de Valor de la Nuez de Ramón, conformado íntegramente por mujeres, se divide en grupos de trabajo para aumentar sus ingresos y compartir los recursos. Desde que se produjo esta unión, las mujeres han logrado negociar un precio para las nueces de ramón prácticamente cuatro veces superior al que recibían en sus ventas individuales.
Existe otro negocio dirigido por mujeres en Uaxactún centrado en la cosecha y venta de xate, una planta similar al helecho que se emplea para adornar ramos de flores y en los servicios religiosos del Domingo de Ramos. (Anualmente, la exportación de hojas de xate a Estados Unidos y Canadá alcanza los 30 millones de hojas, ¡y eso solo para el Domingo de Ramos!). «Al principio no resultó fácil convencer a los maridos que dejaran trabajar a sus mujeres, pero lo logramos», asegura Ana Elizabeth Centeno, que eantes dirigió la tienda de xate antes de ejercer como administradora de las prestaciones sociales de su comunidad. «Me satisface comprobar cómo muchas otras mujeres pueden ahora disponer de un poco de efectivo».
Los programas de capacitación de Rainforest Alliance dirigidos a las mujeres que habitan las concesiones no reflejan más que una parte de nuestro esfuerzo y dedicación para ayudar a las comunidades forestales a establecer empresas sostenibles. Igualmente, ofrecemos programas de planificación empresarial, administración de empresas, eficiencia de producción, diversificación y procesamiento con valor añadido (como el procesamiento primario en el lugar, la disposición y controles en graneros o el control de calidad); mercados (identificación de mercados objetivo, elaboración de materiales de marketing, vinculación de productores con compradores); financiamiento (acceso a préstamos, gestión y reembolso); y política (respaldo al gobierno y a la sociedad civil con la intención de diseñar e implementar políticas que supongan un beneficio para la silvicultura comunitaria).
Madera recogida de forma sostenible
A fin de obtener y mantener una concesión forestal en la RBM, el gobierno exige la certificación del FSC. Esto significa que las empresas forestales de las concesiones deben satisfacer principios sólidos en materia de gestión forestal sostenible. Por ejemplo, únicamente talan un árbol por hectárea para aprovechamiento de madera cada cuarenta años, siguiendo sus planes anuales, que determinan qué árboles extraer, cuáles se reservan para el futuro y cuáles se protegerán a modo de árboles semilla. El resultado de esta cuidadosa gestión además reveló que, en 2017, se registró una ganancia forestal neta equivalente a 695 campos de fútbol americano en cinco de las concesiones forestales comunitarias.
Históricamente, el aprovechamiento de la madera en Guatemala se ha centrado principalmente en la caoba (Swietenia macrophylla) y el cedro español (Cedrela odorata), que continúan integrando la mayor parte tanto del volumen de aprovechamiento como de los ingresos forestales. Sin embargo, las concesiones han realizado grandes esfuerzos dirigidos a diversificar su producción, además debido a los beneficios por el fuerte incremento en la demanda de especies madereras menos utilizadas como la Santa María (Calophyllum brasiliense), el pucté (Bucida buceras) y el machiche (Lonchocarpus castilloi), entre otras. Uaxactún también vende su madera directamente a fabricantes de guitarras estadounidenses y a otras empresas. Las ventas de madera han sido tan fructíferas que han permitido financiar la construcción de una escuela en la comunidad y la concesión de becas de estudio en el extranjero.
Comunidades prósperas y en auge
La dedicación y los esfuerzos de Rainforest Alliance en la Reserva de la Biosfera Maya son característicos de una de nuestras estrategias clave para la conservación de los bosques. Durante más de diez años hemos liderado el movimiento de silvicultura comunitaria, colaborando en todos los rincones del mundo, especialmente en México y Guatemala, con la intención de promover y respaldar este modelo y el objetivo de alcanzar un futuro mejor para el ser humano y la naturaleza.
Basta con analizar el estado actual de las concesiones forestales comunitarias en la RBM para conocer de primera mano el aspecto de un futuro mejor, asevera José Román Carrera de Rainforest Alliance, que participó desde su comienzo en el proyecto de la reserva en los años 90, cuando trabajaba en el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) de Guatemala. “Al visitar una de estas comunidades y encuentra a las mujeres integradas en la producción maderera y no maderera, además de su participación activa en la gestión y dirección de estas empresas, cuando observa cómo las adolescentes se convierten en auténticas profesionales (maestras, enfermeras, técnicas) … todo este esfuerzo alimenta la fe”, dice. “No me cabe duda de que el sistema de concesiones forestales comunitarias funciona a la perfección”.