Quienes se dedican a actividades agrícolas están siempre a merced de variables que complican su cultivo y el cacao no es la excepción: el cambio de clima, la variabilidad del precio, la falta de políticas públicas que favorezcan mejores formas de cultivo, la responsabilidad social de las compañías para incentivar con mejores precios a sus proveedores y los consumidores demandando mejores productos.
Los agricultores por otro lado reciben requerimientos para cumplir con aspectos ambientales como no cortar árboles indiscriminadamente, aprovechar mejor el agua, no contaminar fuentes de agua, no utilizar excesivos y nocivos químicos en la fertilización o control de plagas. Una agricultura con buenas prácticas sociales, que permita erradicar el empleo de mano de obra infantil y contratación de trabajadores con horas y pagos acordados para realizar labores dignas.
Los productores debieran tener precios que permitan mejores condiciones de vida, incluyendo a su familia, y mejores pagos para sus trabajadores. Todos estos requisitos son especialmente importantes porque además nuestros países latinoamericanos son signatarios de los acuerdos de Naciones Unidas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles y porque los países consumidores también tienen el compromiso de abastecerse de cadenas de suministro que cumplen con estos requisitos.
Sin embargo, transformar el sector agrícola no depende solamente de los productores, sino también involucra a los gobiernos locales y nacionales, a las compañías que industrializan el producto, a los consumidores que compran las diferentes marcas, a las organizaciones que pueden apoyar capacitando a los productores para que utilicen mejores técnicas de cultivo, y hasta a usted, que degusta o confía en el sabor mágico y seductor del chocolate para conquistar al ser querido el día de San Valentín. Todos podemos ayudar para que el cacao tenga un sabor más dulce.
Colombia acepta el reto
En el 2018, Colombia se convirtió en el primer país latinoamericano en firmar la Iniciativa Cacao, Bosques & Paz (CB&P), impulsada por los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de Agricultura y Desarrollo Rural, junto con Casa Lucker, representando a la industria cacaotera, el Sindicato Nacional Fedecacao, The Sustainable Trade Initiative (IDH) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), con el apoyo de la Fundación Mundial de Cacao.
Rainforest Alliance se adhirió este 19 de setiembre, junto con otras nueve empresas y organizaciones, a esta iniciativa que busca conservar los bosques y fortalecer a los productores de cacao localmente. Mauricio Galindo, representante de Rainforest Alliance en Colombia, expresó durante la firma del convenio que “nosotros creemos que sólo a partir de alianzas entre los sectores privado, público y la sociedad civil podremos alcanzar nuestra meta de cadenas de suministro éticas y libres de deforestación”.
Necesitamos desarrollar modelos productivos de cacao con cero-deforestación, integrando la conservación, la restauración, el uso sostenible de bosques y el recurso hídrico, con el apoyo de alianzas del sector público y privado. El enfoque será en las áreas de sur del Bolívar, Alto Córdoba, Bajo Cauca antioqueño, Nariño y Piedemonte amazónico. Con esta iniciativa ayudamos a alcanzar la meta del país para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de la productividad agrícola, así como con la conservación y restauración de los bosques.
La Federación Nacional de Cacaoteros (FEDECACAO) indicó que “en el primer trimestre del 2018, se produjeron 28.952 toneladas de cacao, mientras que en el mismo período en el 2019 se reportaron 32.150 toneladas, un amento del 11%”. Esto significa que este sector tiene el potencial de convertirse en una alternativa productiva significativa para el país, sobre todo para generar empleos e ingresos en comunidades situadas en territorios donde se trabaja para establecer la paz.
Una bebida para la paz
Los olmecas, hace tres mil años, ya consumían el cacao y luego los mayas, lo consideraron una bebida sagrada, aunque muy diferente a lo que hoy degustamos durante tardes lluviosas. Para ellos era una bebida amarga y picante. Este “alimento de los dioses” exclusivo para los nobles y los sacerdotes, fue parte del descubrimiento que Colón llevó a Europa, donde se logró perfeccionar y convertir en este bocadito con el que todos suspiramos.
El sedoso gusto de este producto se volvió tan popular que ahora se consume en 128 países del mundo. Alrededor de 18 países, ubicados en el trópico, deben producir un estimado de mil toneladas (cosecha del 2017/2018[1]) para satisfacer ese placer.
¿Se imagina qué pasaría si producimos y consumimos este producto sin pagar precios adecuados, sin cuidados ambientales o sociales? Definitivamente, el sabor no sería tan dulce. Queremos que este “alimento de los dioses” se convierta en uno que todos disfruten y ¡qué mejor aun!, si además conservamos nuestros bosques y ayudamos a las comunidades a vivir dignamente y gozando de la tan ansiada paz.
[1] Barómetro de Cacaco 2018. https://www.voicenetwork.eu/wp-content/uploads/2019/07/2018-Cocoa-Barometer.pdf