Un reciente informe del Banco Mundial, sobre emprendimiento en América Latina señaló que existen muchas empresas y poca innovación. El futuro de la región dependerá de alcanzar un número mayor de emprendedores transformacionales. Es decir, que muy pocos emprendimientos pueden crear nuevos productos, descubrir mercados o generar empleo. Los países centroamericanos están entre los más rezagados en este tema, incluyendo las empresas grandes.
Muchas son las barreras que limitan a estos países. Pero para ello, es vital empezar a construir sobre las necesidades existentes. Con la iniciativa Promoción de Mejores Prácticas Sociales y Ambientales en la Cadena de Valor del Banano en Guatemala y Ecuador, impulsada por Rainforest Alliance en coordinación con aliados locales, se logró ampliar la cohesión comunitaria y la autosuficiencia, a través de la formación de emprendedores – en su mayoría mujeres – para la generación de ingresos y el autoconsumo, particularmente durante los confinamientos del Covid-19.
Dentro del componente de conservación de ecosistemas y resiliencia climática, uno de los resultados fue la capacitación para 2,400 mujeres y jóvenes. Dentro de esta se incluyeron la preparación para reducir riesgos de desastres, en coordinación con autoridades y aliados locales, utilizando la herramienta LandScale para evaluar, verificar y medir avances de la sostenibilidad del paisaje. También se promovió la educación ambiental; mejor saneamiento en el hogar y gestión de desechos; la igualdad de género; fomentar el espíritu empresarial; desarrollo de planes de negocios; y mejorar el acceso al micro financiamiento.
Oscar Maroto, líder del tema de frutas para Latinoamérica y coordinador de la iniciativa, explicó:
“Encontramos que las opciones de micro financiamiento disponibles en estas zonas son limitadas, por lo que, a través de actores locales interesados se realizaron inversiones conjuntas para hacer viable los emprendimientos”.
Indirectamente, se benefició a 11,429 miembros de la comunidad. el beneficio incluyó 5,486 mujeres y jóvenes que también recibieron capacitaciones específicas y asistencia en actividades de autoayuda, gestión responsable de los residuos sólidos de plástico y los esfuerzos de restauración en espacios de uso común.
Las mujeres emprendedoras de Ecuador
Edith, una de las mujeres ecuatorianas participantes de la iniciativa, expresó «que las mujeres crean que tienen oportunidades es un gran beneficio del programa». Empoderar a las mujeres es vital para una agricultura mejor y más productiva, contribuyendo así a mejorar los medios de vida de sus familias y sus comunidades. Según cifras de un estudio de FAO, si las agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos, la misma capacitación e información que los agricultores, podrían producir 20 a 30% más en sus tierras.
Con las mujeres de trabajadores bananeros se impulsó la creación de un huerto comunitario. Nieves García, una de las emprendedoras, explicó: “junto a mis compañeras trabajamos para tener productos saludables para nuestro hogar. En tiempo de la pandemia, los compartimos con nuestra comunidad”. Esta innovación, además, les ayuda a generar ingresos para sus familias. Asimismo, realizaron emprendimientos para hacer pan de banano y productos con fibra de la cáscara de banano.
Por eso, las mujeres son cruciales para la seguridad alimentaria ya que además de su gran capacidad de innovación, pueden incrementar este suministro para sus comunidades. El Banco Mundial también destaca que cuando las mujeres tienen ingresos y control sobre ellos, sus familias y comunidades también se benefician, ya que invierten 90% de su ingreso en sus familias, para mejorar la educación, la nutrición y la atención de salud para los miembros de su hogar.
Los signos de cambio social positivo en las comunidades vecinas incluyen grupos de mujeres y jóvenes comprometidos colectivamente para la generación de ingresos. Esto, a través de la producción y venta de pan de banano, la harina de plátano y cultivo de vegetales que contribuyen con la seguridad alimentaria. Así también reciben capacitación para la plantación de árboles y las campañas de limpieza de la comunidad.
Innovación: el ejemplo de Agroindustria Del Prado en Guatemala
La principal actividad económica de esta empresa agrícola, ubicada en San Marcos, en Guatemala, es la producción de plátano. A través de un diagnóstico y apoyo técnico para tres productores, nació la idea de iniciar el emprendimiento de la harina de plátano para aprovechar la fruta no exportable. De igual manera fue cultivada con buenas prácticas agrícolas.
A través de la iniciativa, se financió la remodelación de la planta procesadora con capacidad para 200 bolsas de harina (de 100 libras c/u) por semana. Se capacitó al personal sobre el uso y los procesos. También sobre las normas de higiene que deben tener los operadores y empacadores con la normativa nacional e internacional. También recibieron capacitación de los módulos de higiene, salud y seguridad, manejo integrado plagas y buenas prácticas sociales de acuerdo con los Requisitos para Fincas del Estándar de Agricultura Sostenible 2020. El siguiente paso es la gestión para la exportación.
Al atender necesidades prioritarias de las comunidades e impulsar sus emprendimientos, aseguramos que el interés continue y estimulen las ideas innovadoras construidas junto con aliados locales. Mejorar sus medios de vida es primero. La mejora continua favorece los siguientes pasos para alcanzar otros niveles.