Si su café viene de Chiapas, México, es probable que fue cosechado por trabajadores migrantes de Guatemala. Este ha sido el caso durante décadas. Las fincas de café en el estado más meridional de México dependen de mano de obra de sus vecinos del otro lado de la frontera, y los cortadores de café de Guatemala encuentran mejores oportunidades aquí en Chiapas. Muchos trabajadores viven en el estado del norte de Guatemala, San Marcos, lo que significa que pueden ir a casa durante el fin de semana durante la cosecha para visitar a la familia y llevar sus ingresos.
Pero, como en todas partes del mundo, los trabajadores migrantes son vulnerables a la explotación, con pocos recursos legales o financieros si un patrono los hostiga, no les paga sus jornales completos o comete otros abusos contra sus derechos humanos. Es por eso que el programa de certificación Rainforest Alliance incluye disposiciones para proteger los derechos de los trabajadores estacionales y permanentes. Hablamos con trabajadores migrantes de dos fincas certificadas Rainforest Alliance en el sur de Chiapas, Laguna Prime y Guadalupe Zajú, para comprender sus experiencias en fincas certificadas y no certificadas.
Pago confiable
Cuando Carlos Humberto Ramírez Solís comenzó a viajar desde San Marcos, Guatemala, a los 18 años para trabajar en fincas cafetaleras en Chiapas, seguía los pasos de su padre: Su padre mantuvo a su esposa y ocho hijos de esta manera. Ramírez comenzó a trabajar por temporadas, dondequiera que pudiera encontrar empleo, pero no siempre recibió la remuneración prometida. “Trabajé en fincas donde el pago se retrasa, o te pagan solo una parte de lo que se supone que debes recibir, o te sacan dinero por esto o lo otro”, dijo. Mientras que en la finca certificada Rainforest Alliance, Guadalupe Zajú, dijo, “nos pagan en fecha fija y siempre es (la cantidad) que se supone que debemos recibir. Su hija de siete años asiste actualmente a la escuela primaria de la finca y probablemente también asistirá a la escuela secundaria aquí. Su esperanza es que siga estudiando. «Quiero que ella pueda hacer lo que yo no pude hacer.»
Acceso a atención médica
Aura Dianet Maldonado comenzó a venir a México hace más de 20 años, después de que el trabajo cafetalero se agotó en Retablo, su aldea natal, en Guatemala. A lo largo de dos décadas, ha trabajado tanto en fincas familiares de pequeña escala como en grandes plantaciones de café, y de todas ellas, a ella le gusta más trabajar en Laguna Prime, una finca certificada Rainforest Alliance. «No nos hace falta nada aquí: no nos falta comida, ni agua, ni electricidad. Y si a alguien le da catarro o gripe, nos llevan con el doctor en el pueblo. Nos conducen allá y nos esperan, o incluso van a la clínica con nosotros.» Dijo que un médico de la clínica viene a la finca a dar charlas sobre temas como planificación familiar, salud de la mujer y más. Con sus ingresos está mandando a su hijo más joven a estudiar para su bachillerato (la segunda etapa de la secundaria, no obligatoria en México, para estudiantes de 15 a 18 años de edad). Su hijo mayor, que ahora tiene 21 años de edad y está casado, y trabaja también en Laguna Prime.
Vivienda para trabajadores
Debido a que el trabajo de Santiago Rodas, nativo de San Marcos, es mantener el equipo en el terreno, hay trabajo para él durante todo el año en Guadalupe Zajú si lo desea, y lo desea. Una cosa que le gusta particularmente a Rodas, que tiene esposa y una hija, es la vivienda. «Las familias tienen su propia sección, y los hombres solteros están en un área diferente. Los baños también están divididos: Hay ocho para mujeres y mueve para hombre», dice. «A diferencia de esta finca, en otras fincas los hombres y mujeres no están separados, y a veces ni siquiera hay duchas: tienen que ir al río a lavarse. ¡Yo lo he visto!» Añade: «Y en las fincas como esa, uno trabaja más duro y gana menos dinero. A uno lo explotan. Aquí, nos pagan lo que exige la ley.
Educación
Cuando el esposo de Nely Morales Zunún murió y la dejó con cuatro hijos pequeños que mantener, ella no tuvo más remedio que dejar su casa en Tacaná, Guatemala, para buscar trabajo en Chiapas. Cuando encontró empleo en Guadalupe Zajú, envió a buscar a sus tres hijos menores, en parte porque vio que podían asistir a la escuela aquí mismo en la finca, en un horario que coincidía con sus horas de trabajo, una bendición para cualquier madre trabajadora. Su hijo mayor, un adolescente, optó por quedarse con su abuela y amigos en Tacaná, pero Morales espera que venga a Guadalupe Zajú cuando esté listo para trabajar. Añadió: «no puede venir sino hasta que tenga 18 años porque aquí no contratan menores».
El alimento
Walter Eulícer Pascual Ramírez bromea diciendo que viene a Laguna Prime a descansar. En su casa en El Quetzal, San Marcos, el trabajo es tan escaso que debe levantarse a las 3 a.m. para tomar el autobús hasta el trabajo más cercano posible, mientras que aquí en Laguna Prime se levanta de la cama a las 5 a.m. con relativa tranquilidad. Si bien extraña a su familia en casa (“Mis hijos son mi felicidad, mi razón de todo lo que hago”, dijo), se siente cómodo en Laguna Prime. Le pagan en días fijos y tiene la tarde libre para jugar fútbol, llamar a su familia o pasar el rato en su habitación, que no tiene que compartir con ningún compañero de trabajo. La cafetería, dijo, también ofrece comidas deliciosas. ¿Cómo se comparan con lo que cocina su esposa? Ríe. «Sin comentarios».
Impedir el trabajo infantil prohibido
Daisy Marilú Verduo Gutiérrez, madre de dos hijos, creció ayudando a sus padres en su finca de subsistencia en San Marcos, pero no tenía experiencia en fincas cafetaleras hasta que llegó aquí a Laguna Prime. Los administradores de campo aquí le enseñaron las habilidades que necesitaba para trabajar en el vivero y en el campo, e incluso la pusieron a cargo de denunciar cualquier caso de trabajo infantil que pudiera ver durante la cosecha. “A veces (los adolescentes mayores) quieren ir al campo con sus padres, pero no pueden a menos que tengan 18 años”, dijo. Verduo y su esposo César Emilio de León trabajan aquí algunos meses al año. Cuando regresen a casa, necesitan estirar sus ingresos hasta su próxima temporada en Laguna Prime, porque, según de León, “Guatemala es hermosa, pero allí lamentablemente no hay mucho trabajo”.