Hasta el 2002, el estado de Guatemala otorgó 12 concesiones a comunidades forestales en la Reserva de la Biósfera Maya (RBM). De estas, nueve aún están activas. Pese a las dudas que existían sobre su capacidad para cumplir los contratos, las comunidades demostraron que además de conservar los recursos naturales, culturales y patrimoniales, conservan también la biodiversidad mientras generan medios de vida permitidos para sus miembros y sus familias.
Debido al éxito demostrado por las comunidades forestales de la Reserva de la Biosfera Maya, el año pasado el actual gobierno les otorgó dos nuevas concesiones. Estas comunidades esperaron por más de 20 años esta oportunidad. Con estas, ahora suman 14 en total. Pero de las 12 concesiones comunitarias otorgadas al inicio, tres no lograron mantener el compromiso adquirido. A las organizaciones comunitarias que administraban San Miguel y La Colorada, les rescindieron los contratos y, a la Asociación de Productores Agroforestales La Pasadita (APROLAPA) le suspendieron el plan de manejo desde 2009.
El caso de la Pasadita y APROLAPA
Según un estudio de CIFOR, las consecuencias de no haber cumplido fueron la alta taza de deforestación reportada por año ̶ 1,8% en un territorio que representa el 6% de la Zona de Usos Múltiples. En el caso de APROLAPA, su contrato no fue rescindido porque demostraron que los usurpadores año con año, quemaban las tierras bajo su protección, provocando incendios forestales.
Esta situación insostenible para la comunidad de la Pasadita requería de una estrategia integral y con todas las partes interesadas. Solo así se podría combatir la ingobernabilidad del área; la usurpación, el cambio de uso de la tierra e incendios forestales. El Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) recuperó, a través de procesos legales, tierras que fueron usurpadas y convertidas de bosques a pastos para ganadería ilegal.
Un modelo de restauración productiva
Rainforest Alliance, desde 2018, planteó implementar el modelo de restauración productiva del paisaje que había trabajado ya en la Zona de Amortiguamiento. Esto se hizo a través de un área piloto de 10 hectáreas en la Pasadita, en la Zona de Usos Múltiples (ZUM), avalado por el CONAP. El modelo incluyó el establecimiento de árboles de especies nativas como caoba, cedro, cericote y ramón (árboles nativos). También incluyó pimienta combinados con cultivos anuales, como maíz, frijol y pepitoria. De esta manera, se ofreció a la comunidad un incentivo productivo y económico junto con las actividades de establecimiento de árboles y su manejo sostenible.
El primer año la comunidad logró plantar más de 2,500 árboles en esas hectáreas. Además se prepararon 60 ha para el siguiente año, en donde se produjeron 750 quintales de maíz, 56 de frijol y 33 de pepitoria. En total, se generaron aproximadamente $20,000.00 en ingresos por producción. También se logró incluir la participación de 30 mujeres en estas actividades de restauración, sumando 403 jornadas de trabajo. Otras comunidades están adaptando estos sistemas de trabajo en 110 hectáreas más.
Lo más importante es que a esta comunidad nunca le faltó la comida; a pesar de tener suspendido el plan de manejo que restringía las oportunidades y acceso a los recursos naturales, sumado a los efectos causados por COVID-19.
Jorge Cruz, Coordinador técnico de Petén, Guatemala.
Los problemas también generan oportunidades
Desde 2018, y aún con el apoyo de organizaciones amigas, la comunidad no había incrementado la ganancia neta en áreas de bosque. Siempre las áreas quemadas o los incendios eran mayores que las recuperadas o restauradas. Pero luego de dos años, no solo repararon 43 ha deforestadas, sino que generaron una ganancia de 136 ha de cobertura boscosa que ahora representa un saldo a favor de 93 ha netas de cobertura.
“Yo atribuyo este logro en estas áreas al gran incentivo que representa la generación de fuentes de empleo y alimento, como maíz, frijol, pepitoria para la comunidad e ingresos para sus familias”
Jorge Cruz, coordinador técnico de Rainforest Alliance en Petén
Por primera vez desde 2017, los puntos de calor disminuyeron a 45 en 2021, de 130 existentes el año anterior. Estos puntos de calor se definen como fuentes que emiten cierta intensidad de radiación y que los satélites captan. CONAP define con esa información si es un incendio o quema controlada con equipo como drones, patrullajes o chequeos de campo. Así, también establece mapas de cicatrices de fuego.
La Pasadita ahora lidera las actividades de restauración en la Zona de Usos Múltiples de la Reserva de la Biosfera Maya. La relación entre los comunitarios y el CONAP ha mejorado significativamente. Pero ¿cuáles fueron las acciones concretas que motivaron el cambio de comportamiento para el éxito de la restauración del paisaje?
Restaurando vínculos y cambiando comportamientos en la Reserva de la Biosfera Maya
El cambio de comportamiento humano, sostienen los expertos, es más fácil cuando se genera internamente y, normalmente, es promovido por una emoción. La falta de trabajo e inseguridad alimentaria que afectaban a la comunidad de La Pasadita detonaron muchas de esas emociones. Y así, buscaron las oportunidades para alcanzar la supervivencia de la comunidad en este territorio.
Controlar las fuentes de los incendios forestales, a través de la producción de alimentos y de la restauración del paisaje ofreció una solución a corto plazo. A su vez, se logró la aprobación de un plan de restauración en la concesión. Quizá la estrategia más compleja era cambiar la percepción y expectativa de algunos comunitarios. Así lo explica CIFOR:» sus habitantes eran migrantes dedicados a la actividad agropecuaria; el territorio contaba con poca disponibilidad de especies de maderas con alto valor comercial; y la discontinuidad de asistencia técnica.«
Por eso, la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), los líderes de APROLAPA y Rainforest Alliance mantuvieron el proceso de resolución con CONAP, atendiendo entre otras, una de las causas de raíz, otorgando a la comunidad semillas de especies de alto valor para el aprovechamiento sostenible a largo plazo.
Con esta experiencia se implementó la incentivación y la generación de los medios de vida con actividades forestales y otras, donde tanto mujeres como jóvenes pudieron participar. Los números muestran, no solo las hectáreas restauradas, sino los ingresos generados al 2021, en un período donde la pandemia mostró consecuencias económicas fuertes. APROLAPA inició la solicitud de prórroga de la concesión. Finalmente, esta experiencia también sirvió en la creación del marco regulatorio de restauración para la Zona de Usos Múltiples que CONAP adoptó en el Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas.