Osvaldo Henríquez es un trabajador de banano en la finca Viviana, del Grupo Marún, en Los Ríos, Ecuador. Su trabajo en las plantaciones bananeras comenzó hace más de 13 años, pero una oportunidad que aprovechó hace meses le permite hoy supervisar la finca como jefe de campo.
Henríquez formó parte de un grupo de 17 bananeros que participaron en una de las primeras (si no la primera) capacitación del programa de formación dual Aprender-Haciendo, que promueven la especialización de puestos al sector bananero ecuatoriano y con personal capacitado específico. Esto es parte de la iniciativa que Rainforest Alliance desarrolla en Ecuador. En total, la iniciativa ha servido a 2.195 trabajadores, en capacitaciones y emprendimiento, del cual 75% de ellos tienen su sede en ese país.
El desempeño de los trabajadores en el curso fue tan bueno que, incluso antes de concluirlo, Osvaldo recibió la promoción que le ha permitido convertirse en jefe de campo y eso le hace sentir muy orgulloso.
“Gracias a este programa he aprendido a manejar datos, información, lo que me ayuda a tomar mejores decisiones, que son necesarias en la finca. Además, nos ha ayudado con el intercambio de experiencias con colegas, visitando las fincas con este programa”.
El progreso de Henríquez va más allá de su percepción personal. Carlos Galarza, su tutor en el campo reconoce que, aunque conocía el trabajo, requería de los conocimientos técnicos proporcionados por la formación recibida. Así también lo afirma Jorge Sandoya, gerente de Grupo Marún: «Después de su formación, Osvaldo Henriquez está mejor preparado para entender los factores que afectan la producción».
La promoción del programa Aprender-Haciendo está bajo la coordinación de nuestra empresa asociada Agroban y contó con el apoyo del Ministerio de Educación de Ecuador, y en particular de la Escuela Alemana, que desarrolló el plan de entrenamiento y proporcionó un instructor encargado de capacitar a los trabajadores, mientras que el coordinador de plantaciones supervisó el trabajo de campo de los participantes en el programa.
Pero otra valiosa contribución también vino de las empresas bananeras que lo apoyaron, ya que cubrieron los costos de la participación de sus trabajadores. Un apoyo que también les beneficia porque contarán con personal mejor capacitado para satisfacer las necesidades de los mandos intermedios en sus fincas y plantas, ya que los asistentes recibieron capacitación en prácticas y técnicas para una producción eficiente y sostenible.
«El trabajo que hacemos con el programa promueve la permanencia de los trabajadores en sus áreas de origen, con el valor añadido de ofrecerles la oportunidad de crecer profesionalmente. Mientras que para los productores crea eficiencia, llenando un vacío a nivel técnico que los graduados universitarios no necesariamente tienen o pueden cumplir, mientras que en el futuro tendrán el personal requerido para el cambio generacional natural «, explicó Oscar Maroto, líder del programa de frutas Rainforest Alliance en América Latina.
Hagámoslo
Inicialmente, se pensó en trabajar bajo el esquema regular de formación dual. Los primeros días de la semana los participantes iban a entrenamiento y el resto estaría en el campo, revisando lo que habían aprendido en la práctica. Se acondicionaron áreas de las empresas (en algunos casos se construyeron nuevos espacios), con equipos informáticos y otros recursos tecnológicos y conectividad -costos que fueron cubiertos por las empresas bananeras- y se organizaron rondas de visitas a diferentes fincas para que el grupo compartiera experiencias. Pero entonces, llegó la emergencia de salud del Covid-19.
La pandemia obligó al programa detenerse durante unas semanas y volver a ellas cuando fue posible, siguiendo protocolos de bioseguridad, según Andrés Pezo, director de Proyectos de Agroban.
Pezo comentó que el contenido de entrenamientos respondía al perfil de los trabajadores, por ello se ajustó el programa de acuerdo con las necesidades de formación básica dentro de las fincas, y se extendió el horario unos meses más con capacitación en habilidades blandas.
Pero todos los retos a los que se enfrentan los trabajadores y empresarios involucrados en el proyecto han sido superados. Es algo con lo que Henríquez, el nuevo y motivado jefe del campo, está de acuerdo, pero también lo está su superior Jorge Sandoya, quien confía en que la experiencia se repetirá y así proporcionará mayores beneficios a los trabajadores y agricultores.
Esta iniciativa está respaldada por fondos de la Fundación Walmart. Para obtener más información, visite www.walmart.org o en Twitter @walmartorg.