Comunidades locales de la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala han demostrado que las personas y la naturaleza pueden prosperar juntas. Pero para eso, es indispensable un contexto habilitador, además de alianzas entre actores clave de la región.
Las caravanas conformadas por cientos de personas de Centroamérica para intentar cruzar las fronteras se vislumbran como la nueva modalidad para migrar. No los detienen los peligros físicos, y en el peor de los casos, están dispuestos hasta enfrentar la muerte, con tal de llegar a Estados Unidos. Pero ¿qué circunstancias obligan a estas personas a pagar tan alto precio?
De acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, la migración está impulsada por la pobreza y por la insuficiencia de crecimiento y de desarrollo socioeconómico, cuyos indicadores son 2.5 veces superiores al promedio latinoamericano. A esto debemos agregar los crecientes efectos del cambio climático; así como, la inseguridad y la violencia en aumento. Un modelo de manejo forestal sostenible comprueba que las personas solo necesitan oportunidades locales para prosperar.
Acuerdos para mejorar medios de vida
En 1997 y como consecuencia de los Acuerdos de Paz, el Estado de Guatemala otorgó la primera concesión forestal comunitaria, en la Zona de Usos Múltiples de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM). Con este modelo, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), otorgó a las comunidades locales el derecho de uso sostenible de la tierra por un período de 25 años en estas áreas. Actualmente, hay nueve concesiones activas que manejan más de 353 mil hectáreas. Hasta octubre de 2021, el Estado otorgó prórrogas de los contratos a cinco de ellas, por otros 25 años más.
CONAP también otorgó dos áreas nuevas a las comunidades, con las que suman ahora más de 424 mil hectáreas bajo manejo forestal sostenible. Este se traduce al aprovechamiento de un árbol por hectárea, cada 40 años, permitiendo la regeneración natural del bosque. De acuerdo con monitoreos realizados en el 2017, por primera vez se reportó ganancia neta de cobertura boscosa en 1,088 hectáreas en el este de la Reserva. Cinco de las concesiones comunitarias aportaron 34% del logro.
Los beneficios socioeconómicos también son evidentes. Más de 45 mil personas han sido beneficiadas con este modelo de manejo forestal sostenible. A través de 20 cadenas de valor, más de 100 pequeñas y medianas empresas comunitarias generaron 12 mil empleos y un total de ventas acumuladas de US$69.6 millones, entre 2013 y 2021.
6 pilares de éxito en la Reserva de la Biósfera Maya, lecciones de una iniciativa insignia
A diferencia de otras regiones de Guatemala, la migración es baja en esta parte de la reserva. Tan solo el 2% de los ingresos de las familias proviene de remesas; mientras que, en promedio el 38% de los ingresos familiares provienen de los ingresos forestales en las nueve comunidades forestales activas, seguido por el comercio de pequeña escala de productos no maderables con sistemas agroforestales (hoja de xate, nuez de ramón, pimienta diódica), miel y turismo.
Aunque no existe una receta igual para todos los casos forestales, en la Zona de Usos Múltiples de la Reserva se ha demostrado que las personas y la naturaleza pueden prosperar juntas, sin necesidad de buscar oportunidades en otros países. Pero para eso, es indispensable un contexto habilitador, que incluye como pilares:
Escuchar y permitir la participación comunitaria desde el inicio
Conocer las necesidades y las soluciones que plantean las comunidades es clave para proponer iniciativas desde las bases comunitarias y lograr un modelo exitoso. Como suele explicar Bayron Hernández, expresidente de Carmelita y primera concesión otorgada en 1997, “aprendimos la palabra ‘conservación’ cuando las ONG llegaron a la región, pero lo que significa, es lo que hemos estado practicando desde la fundación de Carmelita”. Ahora su compromiso se puede documentar gracias al contrato con el Estado de Guatemala, manteniendo el espíritu de la conservación.
Lograr acuerdos, compromisos e inversiones a largo plazo entre actores clave, para asegurar resultados de impacto
En el caso de las concesiones existe un manejo en conjunto entre CONAP y las comunidades por 25 años. Además del involucramiento de empresas y donantes. Uno de los principales donantes ha sido el gobierno de Estados Unidos por medio de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID), que ha invertido constantemente desde el inicio de la RBM, manteniendo como uno de los objetivos reducir las emisiones causadas por la deforestación y degradación del bosque.
Garantizar la tenencia o administración de la tierra, además de asegurar la rendición de cuentas
El CONAP, ente regulador de las áreas protegidas, otorga las concesiones a las comunidades, autoriza y evalúa los planes de manejo a través de monitoreos anuales del cumplimiento. Desde el establecimiento de la RBM, el CONAP requirió el acompañamiento de una ONG y la certificación de FSC como requisitos en los contratos, para garantizar el manejo forestal sostenible, el cuidado del patrimonio natural y cultural.
Diseño y actualización de los instrumentos y las herramientas necesarias para la continuidad del modelo
Rainforest Alliance ha contribuido a diseñar y actualizar continuamente los instrumentos y herramientas para asegurar el cumplimiento de los contratos en la Reserva de la Biosfera Maya. Esto ha promovido el buen estado, manejo y sostenibilidad del bosque. y el diseño de una ruta que ha permitido la evaluación objetiva para la extensión de los contratos a las comunidades.
Desarrollo de conocimiento y habilidades empresariales
El esfuerzo constante para formar habilidades, mediante la capacitación, la asistencia técnica y el fortalecimiento del conocimiento local permitió que las organizaciones y los miembros de las comunidades desarrollaran conocimiento y habilidades empresariales para ofrecer productos y servicios con precios competitivos, basados en la calidad y la demanda del mercado.
Metodologías participativas y de inclusión social
Finalmente, ha sido esencial el acompañamiento para fortalecer la capacidad de las comunidades para influir a favor de sus intereses ante los tomadores de decisiones. Se han seguido metodologías participativas y de inclusión social que garanticen el involucramiento de mujeres y jóvenes; así como, la mejora continua en todos los procesos.
Eduardo Acosta, representante de Selva Nueva del Norte, una de las concesiones nuevas otorgadas, indicó: “hemos luchado más de 18 años por estas áreas, varios líderes ya no están con nosotros porque se han muerto”. Convencido del exitoso modelo, a pesar de la larga espera, se dirigió a las comunidades enfatizando, “hermanos concesionarios recordemos: ¡En armonía con el verde!”.
Este compromiso con la naturaleza les permite ofrecer las mismas oportunidades para las futuras generaciones en Guatemala. Otra razón para que los gobiernos apuesten por el desarrollo de oportunidades locales para las comunidades, a la vez que contribuyen con alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en cada sector y país.