El pacífico sur de Costa Rica es una zona una belleza y riqueza naturales impresionante. Tanta que algunas de sus regiones han sido comparadas con la amazonía. De tal modo que las actividades productivas que en ella se realizan deben estar guiadas por una alta cuota de responsabilidad, si es que se desea contribuir con su conservación y desarrollo sostenible.
Algo que tienen muy claro los pequeños productores de palma aceitera congregados en la cooperativa COOPEAGROPAL, que recientemente se convirtió en la primera empresa productora y procesadora de palma aceitara del país en obtener la certificación Rainforest Alliance.
Para hacerse acreedores del sello de la ranita verde, los miembros de la cooperativa debieron cumplir con los lineamientos de la Norma de la Red de Agricultura Sostenible, los cuales promueven el mejoramiento continuo y la sostenibilidad al proteger al medio ambiente, la vida silvestre y procurar el bienestar de los trabajadores. Y lo hicieron muy bien.
“Nos sentimos muy complacidos de haber acompañado a Coopeagropal en este proceso, en el que se pudimos constatar su compromiso con la sostenibilidad, su capacidad para identificar soluciones bien enfocadas, con una muy positiva relación con la comunidad, que incluso contempla una especial atención a las personas de la tercera edad’, nos relató Ana Lucía Corrales, la gerente de certificación de Agricultura para Mesoamérica de Rainforest Alliance.
Un aspecto que cabe resaltar es que, si bien Coopeagropal se certificó con la aún vigente Norma RAS 2010v4, sus dirigentes decidieron usar como guía durante su preparación muchos de los lineamientos de la nueva y más rigurosa Norma RAS 2017 que entrará en vigor hasta julio 2017, de acuerdo a lo que nos explicó Zeidy Marín, gestora de salud y seguridad laboral de la cooperativa.
El aceite de palma originalmente se utilizó con fines alimentarios, pero en los últimos años se le ha visto también como alternativa a los combustibles fósiles, al usarse para la elaboración de biocombustibles. Sin embargo, su cultivo también se ha ganado la censura social, pues en muchos países su elaboración implica prácticas no responsables, genera contaminación a partir del manejo inapropiado de residuos sólidos y líquidos. A ello, se suma las críticas que recibe pues las plantaciones, sin un adecuado diseño de sostenibilidad, fomentan la tala de bosques, el daño de suelos y fuentes de agua, así como el desplazamiento de comunidades.
Sin embargo, Coopeagropal ha roto con ese paradigma y su operación y proceso vienen marcando una pauta importante, que le han valido en el pasado la certificación Bandera Azul en la categoría cambio climático, la FSSC, adhesión al Pacto Global y ahora se hacen acreedores del sello Rainforest Alliance.
“Como empresa que se fortalece debido a sus raíces de empoderamiento social, decidimos convertirnos en agentes de un cambio positivo que con acciones locales podamos actuar globalmente. Cada vez más, los clientes exigen y reconocen mediante el consumo las producciones y desarrollos sostenibles de las empresas; nos vimos en ese momento buscando liderazgo y oportunidad de mercado, hoy nos vemos fortalecidos en el mercado, con procesos más eficientes y deseosos de incursionar en nuevos mercados y mostrarle al mundo a Copeagropal R.L una empresa responsable de la zona sur de Costa Rica”, afirmó, Carlos Morera Castillo, gerente general de la cooperativa.
Coopeagropal cubre actualmente 4.428 hectáreas, de las cuales 4.120 se encuentran actualmente en producción, con un rendimiento que les permite generar un volumen aproximado de 54 mil TON por hectárea. El producto proveniente de las fincas abastece el mercado nacional y se exporta además a Centroamérica, Panamá, República Dominicana, varios países del Caribe y de Europa.